Amelia está enferma, la hija del buen rey.
Condes la van a ver. Condes y gente noble. Ay, que el corazón se me marchita como un ramillete de claveles. Hija, hija mía, ¿de qué mal os quejáis? El mal que yo tengo, madre, bien que lo sabéis. Ay, que el corazón se me marchita como un ramillete de claveles. Hija, hija mía, de eso os confesaréis. Cuando hayáis confesado, el testamento haréis. Ay, que el corazón se me marchita como un ramillete de claveles. Un castillo dejo a los pobres para que recen a Dios. Cuatro a mi hermano Carlos. Dos a la Madre de Dios. Ay, que el corazón se me marchita como un ramillete de claveles. Y a vos, madre mía, os dejo a mi marido para que lo tengáis en vuestra alcoba como ya hace mucho tiempo que hacéis. Ay, que el corazón se me marchita como un ramillete de claveles.
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